viernes, 15 de julio de 2011

'CUANDO UN HOMBRE VUELVE A CASA', mágico-realista regreso del hijo pródigo.



Los grandes directores de cine son los que saben reflejar con un estilo y una estética personales las relaciones y los sentimientos humanos de carácter universal (el amor y la pulsión sexual, los celos, la infidelidad, las relaciones paterno-filiales, la nostalgia de nuestras raíces…), que todos experimentamos o experimentaremos alguna vez en nuestra vida, y expresadas de un modo realista y, al mismo tiempo, mágico, dualidad que es el secreto del arte. Y ése es el caso del gran director danés Thomas Vinterberg y de su última y extraordinaria película recién estrenada, 'Cuando un hombre vuelve a casa'.

En ella nos narra como una pequeña ciudad de provincias se prepara para la llegada del hijo predilecto, un famoso cantante de ópera Hans Christian Schmidt (Thomas Bo Larsen), con su mujer y toda su “troupe” de acompañantes”, cantante que ha estado mucho tiempo ausente y que vuelve a la pequeña ciudad que le vio nacer. La importante visita revolucionará la vida de todos sus habitantes, especialmente la de Sebastian (Oliver Möller Knauer), un ayudante de cocina que en ese momento se encuentra en una crisis amorosa.

Cuando un hombre vuelve a casa es el intento de regreso al punto de partida de la carrera de Thomas Vinterberg: olvidar la trascendencia (y la pedantería) de los experimentos de Lars von Trier y del post- Dogma, para abrazar de nuevo la sencillez expositiva, aunque expresiva, que caracterizaban formalmente al movimiento Dogma en sus orígenes. Aunque el núcleo del relato se asiente en una estructura cercana al folletín, la forma de filmar, procedente precisamente del estilo Dogma, con la cámara al hombro, acaba consiguiendo crear un producto personal que nos habla de la eterna preocupación en la filmografía de este director: la familia como catalizador para integrar (o desintegrar) al individuo y convertirlo, según las circunstancias, en un alma cándida y buena o en una escoria o piltrafa humana. El encanto de Cuando un hombre vuelve a casa es el contraste entre lo completamente puro, juvenil e inocente, representado por el encantador Sebastian, y el "polanskiniano" cantante de ópera, Hans Christian Schmidt , ser humano corrupto, vividor y en el fondo, fracasado, pese a su fama.

Esta comedia dramática está contada con un estilo mágico-realista, muy luminoso y vital, y con elementos simbólicos (la gran piel del oso cazado, las campanas de la torre de la iglesia, las alfombras que sacude la sensual María (estupenda interpretación de Ronja Mannov Olesen)) e impregnándola de mucho humanismo, con momentos de cierta tensión dramática pero salpicados de personajes cargados de humor como el cocinero-jefe (breve pero muy divertido papel del gran actor sueco Shanti Roney) y su equipo, o el del organizador de la recepción al cantante que despide a todo el mundo, y narrada con mucha poesía y con un tono final optimista y reconciliador. Una obra de arte.

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