jueves, 3 de noviembre de 2011

TÍMIDOS ANÓNIMOS, humor blanco y candoroso encanto en un romance amoroso de dos tímidos chocolateros.

Rodada con aire de fábula sobre la timidez casi decimonónica, la película Tímidos Anónimos se desarrolla en torno al azaroso periplo de dos tímidos chocolateros y su historia de amor. La propuesta del talentoso director Jean-Pierre Améris acuña ese modelo de sentimentalismo cómico bastante ingenuo pero encantador (lo veíamos en la reciente y estupenda también Silencio de Amor) tan en boga ahora y siempre en el cine francés.






"Tímidos anónimos" es una comedia romántica a su manera porque la sostienen dos individuos inadaptados, dos amantes excéntricos y asociales con problemas de comunicación extremadamente básicos que se comprenden por eso. En torno a estos dos personajes singulares construye Jean Pierre Améris la dinámica causa-efecto del film rompiendo moldes: no en vano las situaciones que alimentan el romance, los avatares sentimentales que conducen al previsible éxtasis amoroso son cualquier cosa menos lo que entendemos por “románticas”. La originalidad de esta película reside en la pintoresca naturaleza de extrema timidez de los enamorados.Y ése es el secreto de esta encantadora comedia: la química de dos estupendos actores, Poelvoorde e Isabelle Carré muy metidos en su papel, magistrales en sus respectivos personajes. En tono amable e ingenuo, con un humor blanco muy francés con buenas dosis de encanto, Tímidos anónimos te toca la fibra del sentimiento humano por la imperfección crónica de sus protagonistas, por la humanidad quebradiza y neurótica de dos amantes con los que te identificas sin esfuerzo. Es esa empatía entre el dúo protagonista y el espectador la carta mejor jugada por Améris. El encanto reside en la sencillez de la historia, diríamos que infantil conducta en ocasiones (los sucesivas cambios de camisa del protagonista Jean René en el restaurante Delicatessen, los episodios en el hotel de Rouen con empapado de lluvia incluida, o ese final de la película, con la escapada de los novios de la iglesia en que van a casarse corriendo por la infinita carretera) así lo demuestran. Améris concilia amable candor y olfato comercial de manera magistral.

No hay comentarios:

Publicar un comentario